jueves, 16 de agosto de 2012

Ibuprofeno para el alma

Llevo ocho meses tratando de afiliar a mi hermana a una EPS y no he podido.

Ocho meses de menús de call centers que no llevan a ningún lado, de papeles y firmas, de mostrar recibos de pago que no lo dejan a uno a paz y a salvo ni con su propia alma. Comencé en enero del corriente y creí que en junio había coronado, pero la semana pasada me llamaron a decir que estaba moroso porque los aportes a la salud se habían ido a la EPS que no correspondía.

Luego de luchar durante más de un semestre he llegado al punto en el que prefiero matar a mi hermana y suicidarme después antes de hacer una vuelta de EPS más. Pusimos nuestra salud en las manos de las peores personas que tiene Colombia, y pareciera que no les basta con quedarse con nuestro dinero, necesitan también nuestra paz mental para saciarse.

Y buena parte de la culpa la tenemos nosotros, que creemos que el sistema funciona cuando está diseñado para que no marche. Mejor sería esperar nada de la vida, comenzando por los hospitales, seríamos menos amargados.