miércoles, 1 de agosto de 2012

El helado de chocolate

Esta mañana llegué despechado a Carulla. Suelo ir al supermercado y no al bar cuando me rompen el corazón porque soy un niño: no me gusta el whisky, sino el helado de chocolate.

Bajó de precio el litro de Popsy, y eso me hace feliz porque lidiar las penas con placebos me estaba matando: brownies de A&A, chocolatinas Jumbo Jet de 100 gramos, galletas Morenitas. El helado de chocolate estaba tan caro que sólo podía comprarlo cuando los ponían en oferta con el 25 por ciento de descuento o cuando el golpe había sido muy duro. Ahora que está a 12 mil y fracción en vez de a 17 mil y punta puedo meterme con cualquier mujer sin pensar en las consecuencias.

Con el helado se te van todas las penas, pero tiene que ser un litro y de una sola sentada. Dos bolas en una copa no sirven de nada, hay que comer hasta que revientes, quedar tan fofo que te repugne verte al espejo. Comer hasta entender que uno puedo llenarse, pero no saciarse.