domingo, 29 de abril de 2012

Cajeros de banco y músicos de Auschwitz

Abro el periódico y me encuentro con una breve que me llama la atención: no más de tres renglones difíciles de percibir en medio de la avalancha de información sobre el juicio a los Nule y los desórdenes de TransMilenio. Hablan sobre el presidente de un banco al que se le ocurrió contratar músicos para que toquen en las sucursales mientras los usuarios hacen fila.

Pero qué idea más idiota. Eso se me llega a ocurrir a mí, que no terminé Comunicación Social, y aplico para el Nobel de Economía; pero si sale de la boca de tipo experto en el tema y con un sueldo pornográfico clasifica para cárcel. No es mi papel meterme en su trabajo, digo, pero si yo dirigiera un banco, antes de contratar músicos me preocuparía por tener el mismo número de cajas y de cajeros, que en cualquier sucursal bancaria de este país suele haber ocho de lo primero y tres de lo segundo. 


Días después de leer la noticia tuve que mamarme una fila de 45 minutos para pagar mi tarjeta de crédito. Ya sé que hoy todo se puede hacer por internet, pero yo soy de la vieja escuela que necesita una cara humana, un papel y un sello, de lo contrario no quedo tranquilo. El hecho es que la cara de desconsuelo de los que estábamos haciendo la fila ese viernes por la tarde con lluvia no nos la hubiera cambiado ni el mismo Paul McCartney. 

La idea de solucionar las congestiones en las filas con cajeros de vallenato en vez de cajeros de banco no debería sorprender en un país como este, que produce noticias como la de unos niños en el Chocó que prefirieron suicidarse antes que seguir aguantando hambre, pero sorprende. Y lo hace porque por otro lado sale la noticia de que uno de nuestros bancos tuvo una ganancia neta de 1,7 billones de pesos durante el año pasado. Por cosas así es que dan ganas de sacar la plata de la cuenta de ahorros y meterla bajo el colchón.

No olvide usted que el sistema financiero es una de las mafias más poderosas del planeta junto con la de los políticos, el Vaticano y la Fifa, y que ahora pretende volverse más fuerte copiando el sistema de usar músicos para hacer olvidar al usuario las falencias del sistema, estrategia ya probada con éxito en el también poderoso gremio de los buses. Es decir, nos van a seguir cobrando intereses de usura y quitando nuestras casas, pero nos van a mandar a la calle con una canción en el corazón.

No es nuevo eso de usar melodías para que no nos demos cuenta de las cosas malas que pasan en el mundo. La orquesta del Titanic tocó hasta que el barco se hundió para que los pasajeros no perdieran la calma, mientras que los músicos de Auschwitz interpretaban canciones mientras los presos trabajaban ya que, aparentemente y entre otras cosas, el ritmo aumentaba la productividad.

Su banco de confianza no ha entrado aún en ese son (nunca mejor dicho), pero ya casi. Parece que para desestimular la desbandada de clientes pondrá boleros para las consignaciones y death metal para los retiros. 

Publicada en la edición de abril de la Revista SoHo. www.soho.com.co

jueves, 26 de abril de 2012

¿Qué pasa cuando se cae un avión?


¿Qué piensa una persona que sabe que se va a dar contra La Tierra? ¿Qué se siente morir rodeado de extraños? ¿Qué hacen los pasajeros durante la caída? ¿Hablan con el de al lado? ¿Cuántos deciden que en esos últimos segundos lo mejor es confesar algo para que el secreto se lo lleve a la tumba otro y no él? ¿Alguien piensa en que, si ya se va a morir, lo mejor es tener sexo y toma por la fuerza a la del 24D? ¿Hay quien, por instinto de supervivencia, trata de romper la ventana y saltar? ¿Cuántos, mientras rezan por su alma, descubren que Dios no existe?
¿En qué momento las lamparitas del techo y el centro de entretenimiento que va en el espaldar de la silla de adelante dejan de funcionar? ¿En qué momento los pasajeros entienden que no se trata de una turbulencia más sino que el avión ha empezado a caer? ¿Por qué no les dan paracaídas a los pasajeros? ¿Sirve seguir las instrucciones que imparten al comienzo del vuelo para sobrevivir?

Lea el artículo completo en http://bit.ly/IeXLkP

jueves, 19 de abril de 2012

El paraíso

El paraíso es que Forsquare deje de funcionar. Que Shakira se calle, que Suso el paspi se retire y Don Jediondo regrese al humor. El paraíso es no tener tatuajes y la soledad de los domingos. Los partidos de la liga inglesa a las seis y media de la mañana; el sol que entra a mi estudio a las ocho.

El porno en internet es el paraíso. Hacerse la paja hasta quedarse dormido, es el paraíso. Besar la baja espalda de una mujer, metérsela por primera vez, dormir sin ropa junto a ella. El paraíso es ver quebrar a un poderoso, a Uribe loco por la ausencia de poder, que un hipster reconozca que es un imbécil y capitule.

El paraíso es el helado de chocolate de Popsy, 16 salchichas Americanita y un litro de Milo al almuerzo, las chocolatinas Jet derretidas. El paraíso es chupar tetas, Nick Drake en los audífonos, ‘The Only living boy in New York’ mientras despega el avión.

Lea el artículo completo en http://bit.ly/J5LyP4


jueves, 12 de abril de 2012

Viajar es mejor que cambiar

Viajar es mejor que cambiar, es escapar de uno mismo a costa de olvidar quién se es.
Tenía 26 años la primera vez que salí del Colombia. Y típico, como todo lo que llega tarde en la vida, me volví adicto a viajar; igual que esas mujeres que les prohiben todo en la casa y una vez conocen la calle se enloquecen.
El hecho es que soy un nuevo rico de los viajes, un tipo sin estilo que cada tanto se la pasa montado en aviones, recorriendo sin necesidad países durante uno, dos, tres meses. Nada de lujos, eso sí. Mucho quedarse donde amigos para ahorrarse lo del hotel, mucha aerolínea de bajo costo: he volado el equivalente a no sé cuantas vueltas a La Tierra y he viajado una sola vez en primera.  
Viajar solía llenarme de orgullo, hablaba con falsa modestia de los lugares que conozco, pero ya me está cansando. Me cansa pero me sigue gustando, no sabría cómo explicarlo.

Lea el artículo completo en http://bit.ly/IphVZz