lunes, 28 de mayo de 2012

El segundo mejor peluquero del mundo

A los que nos cuesta levantarnos de la cama cada mañana, el hecho de que un colombiano sea el segundo mejor peluquero del mundo representa un mazazo. ¿Cómo vivir con un jefe insoportable, un arriendo alto, un mal sistema de transporte público y, además, con esa noticia?

Al suceso se le dio bastante difusión en la prensa. Típico. A los colombianos nos encanta figurar en rankings de poca monta, o de ninguna monta: Miss Universo, Viña del Mar. Somos potencia en patinaje, que es un deporte de segundo orden. No tenemos premios Nobel de Física, no fabricamos carros ni aviones, no tenemos ferrocarriles ni autopistas, pero póngannos a batir el récord Guinness de la sandalia más grande del mundo. No hay quién nos pare. 


Nuestras son también las marcas de Guinness en temas tan vitales como la patada más alta en taekwondo, el mayor baile de fandango, el mayor número de vueltas bailando salsa en un minuto, la masa de pan más grande. Y para que la felicidad sea completa, el año pasado el elenco de El man es Germán lideró al país hacia una gran conquista: la clase de kickboxing más grande del mundo.

El hecho es que un caleño llamado Diego Levin participó en una cosa llamada Color & Creative Challenge Alter-Ego International Hair Show y llegó de segundo. Tanta prosopopeya, tanto nombre largo para un concurso de morondanga que se realizó en Italia con 400 concursantes y que vio a Levin llegar de segundo con un peinado inspirado en el océano llamado ‘Coral Luxury’. No sé ustedes, pero yo no suelo ir a la peluquería para que el poco pelo que me queda se vea como el mar de Coveñas. 

Color & Creative Challenge Alter-Ego International Hair Show. El nombre del concurso hay que repetirlo para que no se nos olvide. Allí donde hay mucha pompa suele haber poco contenido, y encima le ponen la palabra ‘International’, como para darle más vuelo al evento. Pues sépalo de una vez: los concursos de medio pelo (nunca mejor dicho) llevan siempre la palabra ‘internacional’ por algún lado para darle la alcurnia que no tienen. Por eso el Mundial de Fútbol de la FIFA no la tiene, mientras que el Reinado del Café, por ejemplo, sí. 

Y Levin quedó de segundo, que es lo que más rabia da. No solo nos gusta figurar en cosas negativas o sin importancia, sino que nunca llegamos de primeros; somos los campeones morales, es decir, doblemente segundones. Cuatro virreinas en Miss Universo, terceros en desigualdad después de Angola y Haití, un vergonzoso puesto 78 entre los países más corruptos del mundo (hay que triplicar el número de congresistas a ver si subimos). Y cuando creíamos que con Pablo Escobar y los Rodríguez Orejuela teníamos a los mejores narcos del planeta, llegó México con sus carteles para dejarnos como unos simples amateurs.

Pero estoy siendo injusto con Diego, que está sacando la cara no solo por Cali después del incidente de las Zarzur en la ¡Hola!, sino por Colombia tras el descache de Shakira con el himno nacional (el segundo más bonito del mundo según quién) y de que a Teófilo Gutiérrez se le ocurriera que era buena idea ir armado a los partidos de fútbol. 

Tenemos al segundo mejor peluquero del mundo y desde ya, cueste lo que cueste, hago fila para que me deje el pelo como una concha marina. ¡En tu cara, Norberto!  

Publicado en la edición de mayo de la revista SoHo. www.soho.com.co