jueves, 21 de agosto de 2014

La clase media

El fin de semana pasado fui a hacer compras para la casa y luego a almorzar y había filas en todo: para parquear en el centro comercial, para almorzar en El Corral, para comprar en la Panamericana. Fue un asco, todo estaba lleno de personas de clase media. Dicen que la clase media sostiene la economía mundial, lo que más o menos quiere decir que el planeta entero está cimentado en la mediocridad, lo que sirve para entender el origen de muchos de los males que nos aquejan. Porque es una plaga la clase media, se debería llamar clase mediocre: gente con la habilidad suficiente para no morirse de hambre, pero llena de limitaciones y miedos para dar un salto de calidad.

La clase media está loca y compra todo a plazos: pasa la tarjeta de crédito para viajar y paga en cuotas mensuales un carro que vale 20 veces su sueldo porque cree que un carro, así sea el de más baja gama, le sube el estrato. Gracias a la clase media el mundo se mueve, pero también por culpa de ella es que hay sobrepoblación y trancones. Un clase media empeñaría a la mamá si fuera necesario con tal de obtener el último computador. Tener iPhone 5 pero montar en bus, eso es ser clase media.

La clase media compra en Zara y similares porque quiere lucir bien pero no tiene la plata para entrar a un Hugo Boss. Su casa está armada con cosas de Tugó y Homecenter, que son hasta bonitas, pero de calidad regular. En general, un clase media está lleno de bienes que parecen finos pero que son todos desechables. La clase media aspira a todo de lo de la clase alta, pero chiviado: carros asiáticos con diseño europeo y viajes a Cartagena, donde se hospeda en las cabañas de la caja de compensación familiar a la que está afiliada. Para hacer un plan así, que incluye hasta recreacionista, es mejor quedarse en la casa y no conocer el mar.

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