sábado, 5 de marzo de 2011

Ni al beso

Yo haría mucho por ti. Digo haría y no haré porque soy un cobarde que teme fracasar en la lucha por aquello que intensamente desea.

Empezaría con un beso, que no está nada mal. Un beso es casi siempre el comienzo de algo bueno. Por ti dejaría el porno y el chocolate (ya lo había hecho) y no miraría a otras mujeres (también lo había logrado con éxito arrollador).

Por ti cambiaría a mitad de la madrugada los pañales de los niños que parieras e iría a un concierto de música electrónica, género que no acabo de entender.

Por estar contigo asistiría a los almuerzos familiares de domingo y al final del día, pese al horror de un nuevo lunes a la vuelta de la esquina, te lo haría toda la noche para luego prepararte la cena. Suena fácil, pero no creas. Por muy deseable que seas, cocinar después del sexo significa un gran esfuerzo para un hombre como yo.

Por el privilegio de estar juntos aguantaría tus cambios de humor, tus días de regla, la llamada de algún ex novio, tu trabajo absorbente y hasta los momentos de malparidez que todos tenemos. Solo a tí te cuidaría en una prolongada estancia en el hospital.

Por ir detrás tuyo cogería un avión a países que la comunidad internacional recomienda no visitar, Irak, Sudán y Yemen incluidos. Ya vivimos en Colombia, que no es que tenga mucho prestigio, así que el cambio sería imperceptible.

Yo podría amarte toda la vida. Eso sí, y todo hay que decirlo, solo estaría en capacidad de hacerte feliz durante un año, año y medio en el mejor de los casos. Por estar a tu lado aceptaría que el Padre Chucho nos casara.

Y también haría cosas que no tienen que ver con el amor si no fuera tan cobarde. Leería más y vería menos televisión, compraría un apartamento a quince años, votaría, sería más juicioso en mis aportes a pensión y cesantías, le bajaría a la sal para vivir más y mejor. Regalaría el Playstation a los pobres, o a los ricos, no me importa.

Yo podría matarte por amor.

Lo malo es que la tan anhelada Tercera Guerra Mundial se está fraguando en Medio Oriente
, y así las cosas tú y yo no vamos a llegar ni al beso.