Corre el rumor de que este podría ser el peor Mundial de la historia. ¿Peor que Italia 90, que Japón – Corea 2002? Es posible.
No quería escribir esta nota sin ver a Brasil y a España. Del primero esperaba lo que vimos en la cancha; un equipo hecho a imagen y semejanza de Dunga, poco vistoso, trabajador, compacto y dependiente de una jugada desequilibrante de cualquiera de sus figuras. El martes en Ellis Park apareció Maicon para emular el gol de Amarildo en la final de Chile 62.
De España esperábamos tanto, que una victoria de trámite no iba a dejar contento a nadie. Asistimos a Durban para ver a la nueva generación española, la ganadora, la que arrasa con Nadal en tenis, Gasol en básquet, Alonso en F1, Contador en ciclismo. Y sí, a la que pasa por encima de sus rivales también en fútbol.
En cambio, dimos con la siempre, con la de los últimos ocho mundiales, con la que erró un gol imposible sobre la raya en Argentina 78, y con la que fue eliminada por un Zidane cuasijubilado en 2006.
Así como creo que no hay en este Mundial un mejor equipo que España, creí siempre también que la victoria en la Euro 2008, más que un cambio definitivo de mentalidad, más que un giro de la vocación de perder a la incesante hambre de ganar, era una compensación de la historia por tantas derrotas amargas.
Todavía queda mucho Mundial, y haber perdido contra Suiza le da emoción a un torneo que con maravillas tipo Nueva Zelanda –Eslovaquia y Argelia – Eslovenia ha logrado que despertarse a las 6:30 a.m hora colombiana sea más desagradable aun.
Los partidos son desastrosos, los goles, escasos. Todos tienen más miedo que imaginación. Es mejor olvidarnos de una vez por todas de los Mundiales bien jugados. Mientras el calendario sea apretado y los clubes paguen salarios tan altos, los jugadores preferirán dar lo mejor de agosto a mayo y reservar la mitad de año para el verano. Acá venimos a conformarnos con un puñado de partidos bien jugados, unas cuantas anotaciones para las nuevas ediciones de los videos de los mejores goles mundialistas y un par de gambetas de Messi. Si quiere ver buen fútbol, compre tiquetes para ir al Camp Nou en septiembre.
Pero no solo el mal fútbol nos está ahuyentando, el frío de estos días ha hecho lucir a Siberia como una isla caribeña. En el Brasil –Corea del Norte había en la sala de prensa no menos de 600 periodistas congelándonos, y muchos tuvieron que salirse de la tribuna porque no soportaban la baja temperatura. Mientras en el estadio hacía menos cinco grados, los ocho grados de la sala de prensa equivalían a una taza de chocolate caliente.
Por eso, mientras se juegan los partidos yo aprovecho para revisar el correo, contestar mails atrasados y borrar aquellos que ya caducaron. También limpio el computador de tanta basura y leo a Juan José Millás, que es uno de los pocos seres sensatos que en tiempo de Mundial no ha escrito una sola palabra sobre fútbol.
Uno en cambio es un loco que se vino hasta acá luego de ahorrar durante cuatro años lo que le hubiera alcanzado para comprar una casa.