lunes, 6 de junio de 2011

Mediocres

Un amigo está enamorado de una mujer y la quiere conquistar escribiendo, el problema es que no tiene ni idea de escribir. No me malentiendan, tiene perfecta ortografía y decente gramática, pero carece de chispa.

Las secciones de opinión de los periódicos de este país están llenas de gente como mi amigo, gente que escribe correctamente pero no tiene gracia, porque el chiste de escribir no está en lo que se dice, sino en cómo se dice. Los columnistas parecen no conocer tal detalle, o lo saben pero no tienen forma de mejorar.

Y es raro, porque uno creería que a las columnas de opinión de los periódicos llega gente inteligente, profesional y con gracia. Especialmente con gracia, porque para escribir a las patadas ya estamos los blogueros, digo.

La diferencia es que las columnas de opinión de nuestros diarios las hacen personas que se prepararon para escribir, mientras que mi amigo en cuestión es ingeniero mecánico. No sabe cómo decirle a una mujer que la ama sin que suene cursi, pero maneja Solid Edge como quien maneja una licuadora.

El hecho es que ha escrito un par de poemas que no hicieron efecto y como medida desesperada decidió recurrir a mí. Ante mi negativa entró a una página de internet llamada Bucapalabras, que no es Solid Edge pero es capaz de encontrar en fracciones de segundo un millar de palabras que rimen entre sí.

Ahora se pasa las noches no diseñando piezas tridimensionales, sino viendo la forma de que cansancio rime con distancio sin que se le dañe la métrica.

Entiendo a los que dicen que la vida es dura, pero a veces se me ocurre que hay una corriente empeñada en hacérsela fácil a gente sin oportunidades y sin talento. Los atentados de 11 de septiembre de 2001, por ejemplo, los ejecutaron personas que aprendieron a volar en tutoriales de computador (gente sin oportunidades), mientras que yo estoy cansado de sacar equipos campeones en mi juego de fútbol de Playstation. Me la paso pegado a esa consola porque soy un futbolista frustrado (gente sin talento).

Entonces resulta que el mundo de hoy está diseñado para que los mediocres destaquen también, así sea de mentira, y Twitter es prueba de ello: cualquiera redacta una buena idea en 140 caracteres, pero Cien años de Soledad solo se le podía ocurrir a García Márquez. Lo malo es que seguimos creyendo que Twitter es real y que Macondo nunca existió.

Guitar Hero, el corrector de ortografía de Word, raquetas y zapatos de ultratecnología, sensores en la reversa de los carros, todo hecho para que hasta el más tarado crea que puede hacer algo bien.

Yo veo a mis ancestros y me siento miserable. Mi padre sacó adelante a una familia con su sueldo. Nos matriculó en buenos colegios, nos llevaba de vacaciones y a comer a buenos restaurantes, todo de su bolsillo porque mi madre no trabajaba. Antes no me daba cuenta porque me parecía normal, pero visto en perspectiva tiene mérito lo suyo, hoy en día a veces ni dos sueldos alcanzan para llegar al 25 del mes. El sistema está hecho para que lo inútil sea cada vez más fácil mientras la supervivencia se vuelve un imposible.

Pero de todo lo que hemos inventado para facilitarnos las cosas nada iguala los alcances del alcohol, porque a pesar de que todo el mundo quiere follar, follar sobrios nos resulta muy difícil. Sin alcohol, el mundo tendría mil millones de habitantes.

Mientras termino de escribir esto mi amigo sigue enredado con un poema que no le cuadra. Yo le digo que le de aguardiente en vez de palabras, pero no me hace caso, al contrario, me mira con odio porque cree que no lo ayudo porque soy mala gente.

Seguro ve en mí una habilidad para las palabras que él no posee, pero se equivoca. Yo llevo toda la tarde tratando de entender por qué en el juicio por delitos sexuales que se lleva en su contra, Dominique Strauss-Kahn se declaró “no culpable” en lugar de “inocente”.