miércoles, 8 de febrero de 2012

Nerviosismo en las bolsas

Yo no entiendo a las bolsas de valores. Y no porque no haya estudiado finanzas, sino porque nadie tiene un temperamento más volátil que ellas. No hay estrella de rock que se les iguale ni Amparo Grisales que alcance sus niveles de paranoia.

Todos los días sube el euro o baja el dólar. Un dólar se acuesta a 1.783 pesos con 34 centavos, se despierta costando 82 centavos menos y los corredores entran en pánico. Yo no sé qué hace el dólar por la noche, con quién se mete ni cuántas horas duerme, pero debe tener una vida muy disipada para no ser la misma persona que era ayer.

Mejor no preguntar porque yo, por ejemplo, cotizo a la baja por las mañanas cuando la noche anterior he bebido y fornicado. Casi siempre pasa mucho de lo primero y nada de lo segundo.

Un 3 de enero (pasó este año) India anuncia que no crecerá el 10% sino el 8% y Asia entra en recesión. Horas después, la Bolsa de México cae 0,46% y miles de empleos se van a la mierda. 0,46%, una miseria. Se trata de unas bolsas muy bravuconas que en realidad se doblan con lo que sea; una especie de león del Mago de Oz.

Y todo el sistema financiero va de la mano, se pone nervioso con la más mínima variación, de ahí la obsesión por mantener el desempleo y la inflación en un solo dígito y la euforia cuando se logra, otras de las cosas que no acabo de entender. Vea si no la Eurozona, que no está en crisis por una guerra sino porque a Grecia se lo comió la deuda.

En cambio usted, persona natural, pasa una cuenta de cobro por míseros doscientos mil pesos y le quitan 11% de Retefuente más no sabemos cuánto del ICA (no sabemos, siquiera, qué es el ICA). Y asume el descuento de pie, sin llorar, pese a no tener el respaldo del emisor central. Entonces, como plan de choque va al supermercado con el dinero cobrado y en vez de comprar las dos bolsas de leche La Alquería que tenía pensadas, compra de la barata y sigue viviendo.

Imagine que el resto del mundo se comportara con igual de nerviosismo que las bolsas, seríamos todos hipocondríacos. En lo que a mí respecta, sólo las alarmas de los carros me parecen más nerviosas que las bolsas de valores. Y lo digo porque a la fecha no he visto alguna que se dispare porque en efecto se están robando el vehículo. Y nunca suenan de día, siempre de noche cuando la gente duerme. Sospecho que es porque mantienen en secreto un romance con el dólar, no le hallo otra explicación.