lunes, 30 de enero de 2012

Las mujeres están enfermas

Lo bueno de una mujer es que sea inalcanzable; una vez se conquista pierde toda la gracia. Y suele perderla no por intensa, insegura o celosa, que esas son pendejadas, sino porque sufre alguna enfermedad.

Todas las mujeres están enfermas. El hombre que se fija en una la considera invencible, princesa, la de su vida. La ve y se derrite, para luego conocerla bien y descubrir que tiene cistitis crónica porque nació con el ano muy cerca de la vagina.

La mujer que me gusta ahora convive con un período caprichoso y una toxoplasmosis. Llevo once años cortejándola –sin éxito- y ahora, después de un sinnúmero de relaciones fallidas, empieza a ponerme atención. La regla irregular le causa cólicos y variaciones del humor, mientras que la toxoplasmosis, que se contagia por comer alimentos mal cocinados o tener contacto con gatos, le tiene un ojo llorando sin control.

Ella, niña deseable, es el símbolo sexual de las salas de urgencias de la ciudad, usualmente repletas de ancianos. Si supieran de lo que sufre quizá no la mirarían con tanto deseo. Esa mujer, como todas, no solo tiene los defectos de cualquier persona, sino otros peores que además de siquiatras requieren exámenes de sangre y medicamentos del POS para ser corregidos.

Yo suelo imaginarme a las mujeres en ropa interior, tocándose mientras dicen mi nombre, cuando en realidad están en un consultorio tratándose un sarpullido misterioso. Siempre que una me cuenta que va al médico me imagino que es por culpa de quistes en los ovarios, que parece ser común entre ellas. El otro día mi ex novia me dijo que se tenía que operar, yo le pregunté que si de quistes en los ovarios y me contestó que de las amígdalas. Tarado que es uno.

Yo he visto enfermas a las mujeres mas hermosas de mi generación. Y no enfermas como me gustan, es decir, mojadas y frotándose las tetas, sino enfermas de verdad, retorcidas por culpa del colon o de un aborto espontáneo.

Pienso en dos amigas. La primera sufre porque porta en su pecho los implantes PIP. Hay que verla por ahí, caminando toda hembra, sufriendo en silencio por unas prótesis que no necesitaba y que podrían enfermarla, o no. 

Lo de la otra es más grave. La está matando un cáncer y desde hace meses no sé de ella. La conocí de milagro, vive en el exterior y no tenemos amigos en común. No tengo otra forma de encontrarla más allá de los mensajes que le escribo y no contesta. Yo prefiero pensar que es porque se cansó de mí y no porque reposa en un cenizario. ¿Dónde estará Juliana?