jueves, 11 de octubre de 2012

Desempleo


Estar desempleado es ver Telecaribe a las dos de la tarde, cuando pasan el programa de la Gobernación del Cesar donde, obvio, le echan flores a la gestión del Gobernador. Luego, no perderse el sorteo de ‘El Sinuano’, la lotería de Córdoba, y hacerle fuerza a los números así nunca la haya comprado, porque no tener trabajo es aferrarse a lo que sea para no sentir que se ha salido del sistema.

Sin empleo nos despertamos con ganas de hacer lo que nunca hicimos por falta de tiempo: arreglar las cortinas, leer un libro; pero luego descubrimos que somos torpes, flojos, que leer es muy aburrido y que no hacemos las cosas por escasez de minutos sino porque no se nos da la gana. Terminamos entonces aprendiéndonos la parrilla de programación de los canales privados y descubrimos que la programación de la tarde es una especie de nebulosa entre el noticiero del medio día y el primetime de la noche, lleno de realities y novelas.

En desempleo se inventa uno planes, reuniones de trabajo para sacar adelante un ‘proyecto’, que no es más que ir a visitar a los amigos que sí tienen cosas que hacer, porque proyecto le llamamos a cualquier pendejada sin futuro que se nos ocurra.