jueves, 8 de marzo de 2012

En cuatro

Estoy cansado del periodismo como forma de vida. Ya venía agotado con el tema por aquello de que se basa en dos ideales que no existen: la libertad de expresión y la objetividad. Usted trabaja en un gran medio y puede hablar de muchas cosas, pero no de lo que se le dé la gana. Nadie quiere ser El Espectador y vivir en crisis eterna.

Sin embargo, lo que acabó de matar el amor por el oficio fue algo más banal: un almuerzo con una ex compañera de universidad. Allí me contó que había dejado el periodismo para trabajar en el departamento de comunicaciones de un banco. Ya dirán que qué aburrido, pero ella está feliz, se desgasta menos y se gana en un año lo que yo devengo en cuatro (en cuatro años, se entiende).

Periodistas mal pagados, ahí comienza el problema de la profesión, que está llena de muertos de hambre, pero también de idiotas, una mezcla peligrosa.

El otro día, por ejemplo, vi que en un noticiero de televisión se referían a Martha Lucia Pereira como "una socialité". Después de eso, ¿con qué ganas se levanta uno a trabajar por este país?

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