jueves, 15 de marzo de 2012

Cuando tu vida es una mierda

Cuando tu vida es una mierda el primer requisito es no saber por qué la odias. Te vuelves intolerante a todo. Así tengas salud, trabajo, familia, amigos, amor, terminas odiándote porque la ropa no se te ve como a los modelos, o porque el semáforo se pone en rojo cuando es tu turno de pasar.

Yo me odio y no sé por qué. Es una forma de tristeza, supongo, tristeza devenida en furia. Me da lástima que la vida no sea lo que yo esperaba (es difícil nunca he sabido qué espero de ella). Yo pierdo el control cuando me levanto y me pego con la pata de la cama, o cuando orino por fuera del inodoro pese a hacer mi mejor esfuerzo. Reacciono mal cuando abro la ducha y la presión del agua es baja, o cuando como y me riego comida sobre la ropa.

Tendría que verme usted cómo me pongo cuando se enreda el cable de los audífonos, que es todos los días. Parezco un loco, podría matar a alguien de tanta rabia. Yo creo que soy digno de ser estudiado por la siquiatría porque mis reacciones son desmedidas. Pero no es la pata de la cama, ni mi puntería, ni la presión del agua, ni el cable del audífono; es mi vida. A veces llego a casa y me dan ganas de llorar porque no hay una mujer y unos niños esperándome. Pero así es mejor; terminaría golpeando a mi esposa y asustando a mis hijos.

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