jueves, 18 de julio de 2013

El encantador de perras

No entiendo cuál es el tema con tener perros. Cuando uno necesita una mascota para darle sentido y orden a su vida, tal vez lo mejor es suicidarse.

Para empezar, mezclar dos formas de vida tan diferentes no tiene mucho sentido. Además, no es una relación igualitaria, es mentira eso de que los perros sean los mejores amigos del hombre, están ahí para servir y divertir, y sus dueños así los tratan.

Y lo peor es que son malos dueños. Los perros se pierden, los atropellan, los dejan encerrados, los entrenan para pelear, cuando hay un gran evento internacional en una ciudad lo primero que hacen es matar a los perros callejeros y esconder a los indigentes. A cada rato ve uno en redes sociales cruzadas para adoptar perros abandonados que van a ser sacrificados y avisos de “Se perdió Pompón, french poodle de tres años, jugosa recompensa”. Los french poodles son instrumentos de Satán, solo que su apariencia despista. Y ahora, como la gente está dispuesta a pagar por el perro que se le perdió, ha nacido una nueva forma de delincuencia, lucrativa e impune: la que secuestra perros para cobrar por el rescate.

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