Una mujer lo da por amor a un hombre que no la ama y no se para de la cama en tres días. Un jefe despide a veinte y no se para de la cama en tres días. Una esposa es infiel y no se para de la cama en tres días. Un sicario mata a su primera víctima y no se para de la cama en tres días. Uno escribe un mal artículo y no se para de la cama en tres días.
Hay algo de poético en quedar tan abatido que no podamos levantarnos de la cama en tres días, como cuando éramos niños y exagerábamos la enfermedad para no ir al colegio. Ahora de grandes las camas no sirven ni para dormir ni para tener sexo, así que esperamos que al menos nos soporten en nuestros peores días.
Se queda uno en la cama a recuperarse de una enfermedad, de un golpe de la vida, y piensa que va a dormir lo que no ha dormido en años, pero a la tercera vuelta se da cuenta de que es imposible. Yo sufro de insomnio desde los 25 y me cansé de trabajar a los 30; vivo cansado, pero no me da sueño. Siempre espero al almuerzo para echarme una siesta, pero llega la una de la tarde y anuncian por televisión un partido que no me puedo perder.
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