La semana pasada fui a mi antiguo trabajo a pedir una certificación para un nuevo empleo que comienzo en unos días y sentí el miedo entre los que eran mis compañeros. La empresa cambió de dueño, ahora es de un tipo que está metido en finanzas, y los están auditando, parece que se vienen recortes y despidos grupales porque quieren hacer la compañía más rentable de lo que ya es (más eficiente, dicen, para que la causa suene noble).
Todos creen que van a ser despedidos: los recién contratados, los que se ganan no más de dos salarios mínimos, los que se ganan millonadas, tipos que llevan 40 años haciendo lo mismo y que se saludan de mano con el gerente, el gerente mismo. El pánico está esparcido.
Cosas así pasan porque perdimos contra el sistema, le entregamos el poder a los bancos de manera voluntaria: no nos pusieron armas en la cabeza sino comerciales en la televisión y nosotros caímos porque pensamos que nos estaban haciendo un favor.
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