Te
has fijado en cada idiota que qué importa ya intentar conmigo. Estoy tan viejo
y amargado que escritura y sexo es lo único que puedo ofrecerte, pero tú insistes
en pedirme juguetes que van con tu edad: viajes, maratones de películas, comida
gourmet, reírnos de nada, salir a emborracharnos, cama por cárcel hasta que sea
lunes y toque volver a trabajar. Y yo estoy dispuesto a lo que sea con tal de que
no tengas que volver nunca al siquiatra. Sexo con amor, o sin él, como terapia.