Ocho
meses de menús de call centers que no llevan a ningún lado, de papeles y
firmas, de mostrar recibos de pago que no lo dejan a uno a paz y a salvo ni con
su propia alma. Comencé en enero del corriente y creí que en junio había
coronado, pero la semana pasada me llamaron a decir que estaba moroso porque
los aportes a la salud se habían ido a la EPS que no correspondía.
Luego
de luchar durante más de un semestre he llegado al punto en el que prefiero
matar a mi hermana y suicidarme después antes de hacer una vuelta de EPS más. Pusimos
nuestra salud en las manos de las peores personas que tiene Colombia, y
pareciera que no les basta con quedarse con nuestro dinero, necesitan también
nuestra paz mental para saciarse.
Y
buena parte de la culpa la tenemos nosotros, que creemos que el sistema
funciona cuando está diseñado para que no marche. Mejor sería esperar nada de
la vida, comenzando por los hospitales, seríamos menos amargados.